Roma es un espectáculo en Navidad
Se acerca la Navidad y todavía no tienes elegido el destino donde disfrutar de estas fiestas en un ambiente único, entonces tu destino es Roma.
Practicar shopping, degustar las especialidades italianas, disfrutar con la familia de los mercadillos, saludar a la bruja Befana y el Babbo Noel en Piazza Navona; dejarte encandilar por los villancicos que resuenan en las plazas y callejuelas; contemplar los edificios y plazas ornamentadas con miles de luces y adornos. Roma vibra en Navidades.
Y si tenéis la suerte de celebrar el Año Nuevo en Roma, la Noche Vieja se celebra en los hoteles, restaurantes y sobre todo en la calle, con fuegos artificiales y fiestas hasta la madrugada. Como manda la tradición en Italia, hay que despedir el año con un plato de lentejas.
Durante esos días Roma está imponente con sus luces, árboles y belenes y los romanos, como buenos latinos, salen a la calle para celebrar estas fiestas. Los cafés, los restaurantes y las tiendas se engalanan y se llenan hasta la bandera.
Las pastelerías romanas son toda una tentación con sus dulces, chocolates y panettones, un esponjoso bizcocho con almendras, pasas, corteza de naranja, azúcar de merengue o chocolate, que no falta en ninguna casa italiana.
Luces de colores, árboles y panettone
Son días para perderse por sus calles, desde Piazza Popolo a Piazza Venezia, paseando por su maravillosa Vía del Corso, la avenida del shopping por excelencia. Bajando por esa gran vía se van cruzando las pequeñas calles no menos famosas por su glamour.
Si solo tienes unos días para disfrutar de Roma, yo lo tengo claro. Aquí te dejo mi ritual. Punto de partida Piazza Spagna, un paseo por la plaza, fotos en la fuente y sobre todo hacer igual que los propios de la ciudad, sentarse en su escalinata y cotillear, si es con un gelatto, meglio…
Desde la escalinata, observarás varias callecitas, recórrelas una a una y saborea su intenso aroma a ¡Moda!
Calles como Via dei Condotti –aquí podemos hacer un break en el magnífico Café del Greco, sin palabras-, Via Frattina, Via Borgognona o Via della Croce donde deleitarse con las grandes boutiques de Bulgari, Fendi, Ferragamo, Missoni o Prada. Quizás te encuentres a alguna estrella de cualquier parte del mundo comprando en sus exclusivas tiendas…
Esas mismas callecitas os llevarán a las más hermosas plazoletas:
Piazza Spagna, Navona, donde se enfrentaron los más grandes artistas de la piedra, Bernini y Borromini…
Campo dei Fiori, en la que cada mañana los payeses ofrecen sus mejores productos del campo y sus flores más hermosas.
Piazza della Rotonda, una de mis favoritas, donde se alza imponente el majestuoso Pantheon, el primer templo pagano de Roma. Es el momento para deleitarse con un café en la Tazza d’Oro o en el Bar S. Eustacchio en la placita con el mismo nombre donde saborear su famoso ristretto. Ah! El cappuccino, como manda la etiqueta, solo se toma de buena mañana.
Roma, la città eterna
Toda esta zona está a tiro de piedra, entre callejuelas que conducen nuevamente a Via del Corso, durante el día peatonal, y que os llevará directo al Coliseo. ¡Qué decir de este monumento a la historia de los gladiadores y los césares! ¡Colosal!
Caminando unos centenares de metros más os hallaréis en el Foro Itálico, la esencia de la roma más clásica, un viaje a la antigüedad, los restos del gran imperio que fue.
Del casco antiguo cruzad el río Tevere que os conducirá al bohemio barrio del Trastevere donde se encuentra la hermosa basílica de Santa Maria in Trastevere.
Comer en cualquier trattoria es un placer para los sentidos, pero también lo es observar sus muros y sus viejos edificios que hablan de guerras y conquistas, de paz y de amor… y parte de ese encanto está también en los propios romanos. Cierta razón tenía Asterix: ¡Están locos esos romanos! Pero esa es la gracia, ríete con un romano y te habrás ganado su cielo… Son elegantes, hospitalarios y dispuestos a lanzarte su mejor sonrisa o piropo.
Arte e historia en cualquier rincón de Roma
No dejéis escapar las iglesias que hay en cualquier rincón, refugiaros del frío y dejaros embriagar por su espiritualidad navideña. La mayoría de ellas guardan verdaderos tesoros. ¿Os imagináis encontraros un Caravaggio o una escultura de Bernini en la iglesia de tu barrio? Pues eso es lo que sucede en Roma…
Visita sagrada a las basílicas de Santa Maria la Maggiore, Santa Maria la Victoria, San Pietro in Vincole o Santa Maria sopra Minerva, muy cerca del Pantheon.
Otra parada obligada es el Vaticano. La plaza es pura Navidad con su árbol de 45 metros y su belén gigante. Vale la pena adentrarse en la Basílica de San Pedro y si contáis con más tiempo conocer los tesoros que encierran su decena de museos.
Llegada la hora de cenar, hay que perderse por las mismas callejuelas del casco antiguo para disfrutar de una atmosfera auténticamente italiana.
Si no lo habéis hecho por el mediodía, dejaros caer por el siempre de moda Trastevere. Subir al Gianicolo, desde donde admirar la ciudad y el Vaticano en todo su esplendor. Es como el barrio del Borne de Barcelona, medieval, artesano. Pizza, pasta, vino e dolci!