La Semana Santa en Barcelona huele a primavera
Para estos días primaverales de Semana Santa, os propongo dejar el coche o el transporte público a un lado y caminar.
Mi ruta favorita es desde el Paseo de Gracia, en pleno centro de la ciudad, con la Avenida Diagonal, en dirección a Plaza Cataluña, el kilómetro 0 de Barcelona. Desde ahí, tienes dos posibilidades:
Una, bajar por las populares Ramblas; y dos, descender por la avenida más comercial de la ciudad, el Portal del Ángel y sumergirte en el Barrio Gótico y el barrio marítimo del Born.
Hay un lugar en Barcelona que merece ser visitado tantas veces como nos pide nuestra alma inquieta y ese es la Basílica de Santa María del Mar. Comprobaréis más adelante por qué os lo digo. ¿Quieres caminar conmigo?
«La Catedral del Mar», única en el mundo
Siempre que bajo hacia el barrio de la Ribera, como decimos los barceloneses cada vez que nos encaminamos desde el lado montaña de la ciudad en dirección al mar, nunca lo hago en línea recta. Al contrario, realizo el acto de perderme literalmente por sus callejuelas, para enredarme entre los viejos comercios de antiguos mercaderes, y aspirar el olor a puerto que guía mi ánima peregrina hacia la Basílica de Santa María del Mar.
Si, esa iglesia encumbrada por Ildefonso Falcones en “La Catedral del Mar” y mencionada también en la no menos célebre novela “El juego del ángel”, de Carlos Ruiz Zafón.
Cuando la cruzo desde el Paseo del Born a la calle Sombrerers, olvido su celebridad y me sumerjo entre sus claroscuros, observando su altar vagamente iluminado por velones que claman sacro silencio. Entonces me invade una sensación única, como si una extraña gravedad me elevara hacia arriba. ¿Os suena a delirio? Pues tiene una explicación lógica.
Esta estructura de gótico catalán puro se eleva sobre altísimas columnas, situadas a 13 metros de distancia unas de las otras, convirtiéndolo en una nave arquitectónica medieval única en el mundo.
Su amplitud, su elevación y el resultado sobrio y ligero producen esa curiosa impresión. Os aseguro que por un rato su espiritualidad te embriaga y olvidas donde estás.
Un día sublime para esta visita es el Viernes Santo de Semana Santa cuando tiene lugar la procesión alrededor de Santa María del Mar.
Mientras tanto os dejo con una soberbia panorámica virtual de 360º que recrea parte de esas sensaciones de las que os hablo: Barcelona Virtual.
Hora del vermut
Si sois afortunados, quizás salgáis de la basílica y os encontréis algún espacio libre en una de las terrazas de la plaza. Entonces el momento ya será excelso. Sentarse y saborear un vermut, un vino o unas cañas, mientras vuestra mirada se queda atrapada en la magnífica fachada.
Una vez hemos dado cuenta de algunas especialidades culinarias en forma de tapas, pinchos o platillos, se puede volver sobre los mismos pasos para recorrer con pausa el Paseo del Born. Una hermosa vía peatonal con pequeños edificios que construyeron los mercaderes del medievo, con sus balcones asomando entre la arboleda, sus coctelerías y tiendas vintage.
Al fondo, como una postal, asoma el antiguo mercado del Born, hoy restaurado y reconvertido en un bello centro cultural –El Born CC-, que se puede redescubrir gratis.
Museos para saciar la sed de cultura
Mi segunda propuesta para esta Semana Santa es visitar el nuevo Museu de les Cultures del Món. ¿Y qué tiene de emocionante este museo? Lo primero, su situación privilegiada frente al Museo Picasso, en la calle Montcada. Eso ya merece una visita.
Segundo, reconocer y sorprenderse con el rescate del patrimonio arquitectónico de dos edificios ilustres del casco antiguo, la casa Nadal y la casa Marqués de Llió bellamente restaurados.
Y tercero, deleitarse con la colección de 2.400 objetos de arte de diversos pueblos de África, Asia, América y Oceanía.
Un patrimonio etnológico creado a partir de la aportación de coleccionistas y aventureros del siglo XX.
¡Que lo disfrutéis! ¡Feliz Semana Santa!