Túnez, país de contrastes
Aprovechando la posibilidad de contar con vacaciones en Semana Santa buscaba un lugar cercano a España, con cierto exotismo, buen tiempo asegurado y con poder de desconexión de estos duros inviernos marcados por la crisis económica y anímica de nuestro país. Todo esto lo encontré en Túnez. Y me sorprendió gratamente.
Es muy fácil caer en las ideas preconcebidas de los miles de turistas que visitan Túnez. Me habían hablado mucho del país tunecino y en demasiadas ocasiones no muy bien. Pero esta tierra musulmana me ha abierto los ojos para ver lo mejor de ella.
Hay que comenzar a desterrar los tópicos sobre algunos países que pueblan la tierra y aventurarte sin más, según lo que te dicte tu olfato y tu corazón. Por eso escribo este artículo. Para que os dejéis sorprender como yo sobre los tesoros que encierra esta tierra africana por la que pasaron fenicios, romanos, turcos, árabes, franceses, españoles y hasta Hollywood ha caído rendida a su hechizo. Este es un viaje de ensueño para los muy cinéfilos.
Túnez y «la primavera árabe»
Es verdad que Túnez vive en transición hacia la democracia, después de una tirana dictadura del longevo Ben Ali y el levantamiento del pueblo que, harto de ser sumiso y mísero, decidió un destino de igualdad y libertad para todos con una revolución sin precedentes que los occidentales conocemos como la “Primavera Árabe”.
Pero aunque todavía hay presencia militar en sus calles, la seguridad para el turista es total. También hay que decir que no hay época más tranquila que esta para explorar este país, alejado ahora de las hordas de turistas que cada año invadían Túnez.
Puede que ahora sea yo la que caiga en tópicos al definir a Túnez como un crisol de culturas, pero también un patchwork de paisajes que han esculpido el carácter tenaz y austero de este pueblo beduino.
Vale la pena descender hacia el sur hasta tocar las fronteras de Libia y Argelia para recorrer desde el alba hasta el atardecer, ya sea por carretera o en tren, una tierra de contrastes que te magnetiza mientras uno deja que las horas se diluyan lentamente, sin esperar más que el saludo o la sonrisa amable de sus gentes.
Desde la costa bañada por el Mediterráneo, a los extensos campos frutales de
Gabes y los inabarcables olivares que nuestro guía nos contó que hoy están en manos de italianos y catalanes, se llega a
El Jem donde una pierde el aliento ante el anfiteatro romano mejor conservado del mundo.
Hollywood en Túnez
Seguimos adentrándonos en parajes que parecen lunares o galácticos como los que nos dibujó George Lucas en La Guerra de las Galaxias, donde las casas trogloditas cavadas en la propia tierra de Matmata nos descubre el carácter casi místico de los nómadas bereberes, que viven sus mañanas bajo un sol de justicia a 52 grados de media en verano y sus noches de crujiente frío.
Nos aventuramos en un todoterreno hacia la
“puerta del desierto” de
Douz, lugar en el que nos invitan a cabalgar las dunas en dromedarios —que no camellos— y a pasear en calesa por los románticos oasis de palmeras datileras, hasta llegar al lago salado más grande del mundo
Chott ElJarid.
Ver amanecer es recordar que por él se extasió
El paciente inglés ante el refulgente brillo salino de un mar inhóspito que se confunde en rojos, terracotas y marfiles de sus minerales donde brotan las multicolores Rosas del Desierto.
Pero también hay que vivir el norte, hacer escala en
Kairouán, una de las cuatro ciudades sagradas del Islam que hay que visitar una vez en la vida, si se siguen los preceptos de Mahoma.
Túnez, la Roma en África
Una vez llegas a la capital tunecina hay dos visitas obligadas: el Museo del Bardo con sus espectaculares mosaicos romanos y la Medina, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, donde lo mejor es dejarse perder por sus callejones y pasadizos y ser capaz de vencer en el regateo obligado con los vendedores.
Lo importante es acabar la compra sintiéndote vencedor aunque ten en cuenta que ellos siempre salen ganando. Al final te espera siempre la recompensa: una refrescante cerveza Celtia y un narguile de aromático tabaco con manzana, apto para no fumadores.
Y cuando el viaje llegue a su cenit, creerás que has vivido tu particular “Mil y una Noches”. Inshalá.